Aunque la joven pretendía adornarse el rostro como un cielo estrellado- y algo de romántico tenía semejante "detalle"- días despúes admitió haber mentido sobre el hecho de "haberse quedado dormida", para excusarse de SU responsabilidad, y para que la furia de su padre recayera sobre el tatuador, y no sobre ella. Y pensar que que por estos lares, donde el cielo es gris, y las estrellas "brillan" por su ausencia, uno daría cualquier cosa por ver algunas cuantas estrellas. Kimberley Vlaeminck debería visitar Lima.